Un lugar para que sólo Dios sea conocido, amado y servido.
Compañía de Jesús y de María
¿Quiénes somos? Somos religiosos católicos apostólicos y romanos, lo somos por nuestro bautismo, por la Fe que profesamos, por la doctrina que enseñamos y defendemos. Lo somos tratando de seguir las prescripciones que siempre siguió la Iglesia Católica para sus monasterios y conventos, lo somos a la usanza milenaria y tradicional de la Iglesia, en clara contradicción con las reformas operadas desde los años sesenta hasta hoy. Mantenemos la Misa tradicional en latín, el Catecismo de siempre, todas las leyes tradicionales de la Iglesia, la vestimenta o hábito que siempre identificó a monjes y religiosos a lo largo de la historia.
¿Dónde? La Divina Providencia permitió hace 5 años que instaláramos nuestra Casa de Formación en la austera Patagonia, en las estribaciones del Cerro Saturnino, a 800 mts. sobre el nivel del mar, con el Serrucho Norte a nuestras espaldas y de frente al Cerro Perito Moreno. Más precisamente ubicados en el Rincón Inalef, Mallín arriba (Mallín Ahogado, El Bolsón, Peia de Río Negro).
¿Qué Hacemos? Vida de monjes y religiosos. Todas las tareas de vida común, trabajos cíe quinta, manejo del bosque, la construcción del monasterio por nosotros mismos, conservas y artesanías, toda la carpintería del edificio, el mantenimiento de nuestros vehículos y la ayuda que dentro de nuestros límites podemos brindar a los lugareños. A esto se suma la larga tarea espiritual e intelectual de diez años que dura la formación de un nuevo Sacerdote; siguiendo los principios, método y doctrina de Santo Tomás de Aquino.
Toda vida religiosa en la Iglesia Católica se rige por una regla, generalmente obra de algún santo. En nuestro caso la regla es de San Ignacio de Loyola, su misma espiritualidad, modos y régimen.
¿Porqué? La situación de hoy en la Iglesia Católica no es lujosa, aunque las apariencias quieran hacer creer lo contrario. Durante el Pontificado de su Santidad Pío XII la Santa Iglesia alcanzó el mayor esplendor de los tiempos modernos después de las grandes revoluciones. Los años sesenta marcaron el inicio de un declinar constante y acentuado; sólo en América Latina más de 60 millones de personas se pasaron a las sectas. Pregunten a las gentes, pocos por ejemplo nacieron evangelistas, la mayoría son católicos o decepcionados por los cambios en la Iglesia o escandalizados por la falta de un buen ejemplo en los sacerdotes o en el peor de los casos, quienes dejaron la vida católica buscando una moral más fácil que justificara una conducta más laxa y placentera.
Nosotros queremos todo lo contrario a eso, una doctrina íntegra, antimodernista y antiliberal; la Misa que siempre dijo la Iglesia durante casi 2000 años y que demostró ser capaz de hacer cristiano al mundo; los mandamientos de su moral como Dios los pensó y no como los hombres los quieren hoy; nuestra vida religiosa tratando de dar el buen ejemplo, al menos el que hoy necesitan los hombres, vida silenciosa en el monasterio, de esfuerzo y de trabajo, de oración y de estudio; vida apostólica y caritativa afuera sin pedir nada a cambio sólo que los hombres sean buenos y respeten a Dios.
Todo hombre nació para el Cielo, no para la tierra, pero el Cielo no se regala, se gana haciendo el bien y evitando el mal. Todo lo otro es ilusión o es mentira. Como dijera Nuestro Señor «De que le vale al hombre ganar el mundo si pierde su alma» (Mt. 16.26).